viernes, 23 de enero de 2009

Libro



Amartya Sen y Bernardo Kliksberg
Editorial Planeta, Buenos Aires, 2008

Las causas


Lo que pasó no tiene explicación en los textos de economía tradicional. Como lo señala el Premio Nobel de Economía Robert Stiglitz, el fundamentalismo de mercado ha muerto definitivamente como paradigma para explicar la realidad y para actuar sobre ella. No ha muerto desde el punto de vista de los intereses que lo defienden, pero sí en su validez explicativa.

Entre las causas centrales de la crisis se halla en primer lugar la desregulación salvaje de los mercados. La política pública dejó de proteger los intereses colectivos, desde el descenso del control en las patentes de medicamentos hasta desregular totalmente el mercado parafinanciero en Wall Street. Se alegó que era lo mejor que se podía hacer por la economía, para que las fuerzas del mercado actúen a plenitud total. Que había que suprimir los "estorbos" con que se trata de "interferir" el libre juego del mercado. El experimento ya se había hecho en la Argentina, en otra escala, pero en la misma dirección. Desestructuró la economía.

Segundo, se creó una situación de incentivos perversos, donde los actores principales de economías muy concentradas podían hacer lo que quisieran, ya que no había nadie que los regulara ni controlara.......

Los jefes

En tercer lugar, detrás de la crisis estuvo la conducta de los CEO de muchas de las grandes entidades del mundo parafinanciero norteamericano. El diario El País de España dice que actuaban como los "brahamanes" de la sociedad sin límites. Cuando el comité respectivo del Congreso de los Estados Unidos entrevistó al presidente de Lehman Brothers, su presidente Henry Waksman le preguntó cómo explicaba que habiendo llevado a la quiebra a una empresa de 168 años había cobrado en los últimos ocho años 500 millones de dólares y además se había cubierto en su contrato con una cláusula por la que si lo despedían debían pagarle más de 60 millones de dólares. "¡Esto no es juego limpio!", le resaltó. El premio Pulitzer de periodismo Nicholas Kristoff escribió un artículo en el The New York Times sobre el caso titulado "17.000 dólares por hora. Trabajo se ofrece. No se necesita ser exitoso". Ese era el ingreso de este CEO y de otros de sus colegas versus el sueldo mínimo de millones de trabajadores norteamericanos de 8,25 dólares por hora. Una distancia de 2000 a 1......


Las ideas

Una cuarta causal de la crisis fue netamente ideológica. La legitimación de la desregulación a ultranza desde el fundamentalismo de mercado. El Congreso interpeló a uno de los iconos de esas posturas, Alan Greenspan, durante 19 años presidente de la Reserva Federal. Le preguntó cómo explicaba la crisis. Con toda honestidad, respondió: "Estoy en estado de shock, de estupor. Creía que en un sistema de libre mercado las empresas iban a defender los intereses de sus inversores y accionistas, y eso no ocurrió". El diario The Los Angeles Times llamó a su actitud "el mea culpa de Greenspan" y comentó: "Los bancos no son edificios, son personas, las decisiones para comprar y vender billones de dólares de activos dudosos no fueron tomadas por bancos, sino por personas que trabajaban en ellos que buscaron su máximo provecho personal. No ver eso ha sido posible por ceguera ideológica". Greenspan ejemplarmente hizo el mea culpa, pero en la Argentina no hay signos de autocríticas semejantes, por parte de algunos de sus entusiastas discípulos.

Todas estas causas y otras llevaron a que el mundo esté registrando la mayor crisis económica de los últimos 80 años. Los vacíos éticos en las políticas públicas, en la conducta de actores centrales del mercado y la ceguera ideológica causaron lo que causaron....


El panorama

El año 2009 va a ser complicado para América latina. Cuenta a su favor con las buenas tasas de crecimiento de los últimos 5 años. Cuantos más bienes, mejor. También –y ello es muy importante– con el activo proceso democratizador en curso y la nueva generación de políticas públicas inclusivas, emprendidas vigorosamente por nuevos gobiernos de la región surgidos del impulso democratizador.

Pero los desafíos existentes son de gran magnitud. A fines del 2007 había 190 millones de pobres. Una mejora porcentual respecto de años anteriores, pero un 39 por ciento más en términos absolutos que en 1980, cuando eran 137 millones. Más de uno de cada tres latinoamericanos era pobre, 23.000 madres fallecían anualmente durante el embarazo o el parto por causas imputables a la pobreza y la falta de cobertura, 15 veces la tasa del Canadá. Treinta de cada 1000 niños morían antes de los 5 años por pobreza, frente a 3 en los países nórdicos. Uno de cada 4 jóvenes estaba fuera del sistema educativo y del mercado de trabajo.....


Las tareas

Frente a la crisis, América latina debería reforzar su compromiso con lo social y no reducirlo o ser indiferente frente a los considerables impactos sociales que está produciendo.

Las políticas públicas deben asumir plenamente sus responsabilidades. Así proyectan hacerlo en Estados Unidos de acuerdo con los anuncios de su presidente electo. Obama ha subrayado, entre otros aspectos, que una de las causas de la crisis fue el deterioro severo de la equidad. Indicó que cuando mejor funcionó la productividad en Estados Unidos fue cuando los trabajadores tenían una participación mayor en los ingresos y que ella se vio seriamente afectada en los últimos años.

Se requieren amplias concertaciones sociales entre esa política pública revigorizada, responsabilidad social de la empresa privada y movilización solidaria de la sociedad civil.






miércoles, 14 de enero de 2009

Imagen


Fotografía: Saul Loeb
Fuente: Público

Nota de la redacción:
Neoliberalismo salvaje, Afganistán, Iraq, Guantánamo, recorte de derechos civiles y un largo negro etc....
Desde aquí nuestro desprecio y repulsa ( a él y a su "equipo de gobierno y asesores")
Hasta nunca a una de las peores calamidades de la historia reciente de la Humanidad.

viernes, 2 de enero de 2009

Libro


Economía para un planeta abarrotado

Título original: Common Wealth: Economics for a Crowded Planet

Autor: Jeffrey Sachs

Editorial: Debate. Random House Mondadori

Año de publicación: 2008


Este es un libro surgido del compromiso de un autor, Jeffrey Sachs, que ha colaborado en el más alto nivel como economista en instituciones como Naciones Unidas, en el Proyecto del Milenio de la ONU. Un experto en macroeconomía que ha destilado sus reflexiones con un punto de ética que le ha permitido plantear una obra comprometida y llena de datos para facilitar la acción. Como él mismo reconoce, “la nuestra es la generación que puede lidiar con el acertijo de combinar el bienestar económico con la sostenibilidad medioambiental y resolverlo. La nuestra es la generación que puede aprovechar la ciencia y una nueva ética de la cooperación global para legar un planeta saludable a las generaciones futuras”.


Es cierto que los datos que se arremolinan en este tratado comparten un optimismo que a veces puede resultar utópico, pero en cualquier caso necesario. Porque, como expresó Robert Kennedy, “son los incontables actos de valor y de fe los que forjan la historia de la humanidad. Cada vez que un hombre se levanta para salir en defensa de una idea, o hace algo a favor del bienestar de los demás o actúa contra la injusticia, emite algo así como una pequeñísima vibración de esperanza, y todas estas vibraciones juntas, procedentes de millones de puntos distintos, nacidas de la energía y la bravura, se combinan para formar una corriente capaz de derribar la más gruesa de las murallas de la opresión y la resistencia”.


El libro en sí mismo se estructura en cinco partes, que abordan los retos de una nueva economía para el siglo XXI, la sostenibilidad ambiental, el reto demográfico, la prosperidad para todos y la resolución de global de los problemas. Los que piensan que el mundo ha llegado a los límites del crecimiento, quizás encuentren en esta obra un tono demasiado esperanzador para una sociedad que se resiste en su adicción por el consumo. Pero no es menos cierto que el autor se ha ilustrado para describir estos límites desde la lucidez de un análisis diáfano, una síntesis y un resumen de recomendaciones prácticas fundamentales para el futuro de la humanidad, como reconoce en el prólogo el biólogo Edward Wilson. Sucede a menudo que resumir o, mejor, animar a la lectura de un libro, requiere de una argumentación más sólida que convincente. Sin embargo, en esta ocasión creemos que el prólogo es en si mismo el mejor alegato que se puede escribir para incentivar su lectura. Por este motivo hemos seleccionado algunos de sus párrafos, ya que en sí mismos son también el mejor reconocimiento a la obra de Sachs.


Economía para un planeta abarrotado insta a los responsables de los 6.600 millones de habitantes de la Tierra a que miren las cifras. El mundo se ha transformado radicalmente en las últimas décadas, y todavía va a cambiar más y cada vez más rápido. Pese a todo lo que hemos conseguido mediante la ciencia y la tecnología (en realidad, a causa de ello), nos estamos quedando sin margen. Ha llegado el momento de comprender con precisión lo que está sucediendo. Las evidencias son rotundas: tenemos que diseñar de nuevo nuestra política social y económica antes de que destrocemos este planeta. Está en juego la única oportunidad que le queda a la humanidad de alcanzar un futuro definitivamente resplandeciente.


Como muestra con aleccionadora claridad la ingente cantidad de datos reunidos en Economía para un planeta abarrotado, hemos llegado a un punto en que resulta imperioso actuar. La humanidad ha consumido o transformado lo bastante los recursos irreemplazables de la Tierra para estar mejor que nunca. Somos lo bastante inteligentes y, confiaría uno, estamos ahora lo bastante bien informados para llegar a comprendernos a nosotros mismos como especie unificada. Si escogemos la senda del desarrollo sostenible, podemos asegurar nuestro progreso material al tiempo que evitaremos catástrofes que parecen ser cada vez más inminentes.


Así pues, observen las cifras de Economía para un planeta abarrotado, por favor. Extrapólenlas un poco. Todavía podemos enderezar el rumbo, pero no nos queda mucho tiempo para hacerlo. Nos comportaremos con la debida sensatez si nos vemos como una única especie y diseñamos estrategias más realistas y pragmáticas para abordar todos los problemas en su conjunto.


Creo que se prestará un buen servicio a la ciudadanía nacional y mundial si toda persona educada domina los gráficos de Economía para un planeta abarrotado y lee lo que Jeffrey Sachs tiene que decirnos acerca de cómo interpretar y aplicar la información que contienen. La aparición de este libro debería entenderse, además, como un poderoso argumento a favor de que en las escuelas se enseñe más ciencia y estadística. El tema es básico y universal. Trasciende todas nuestras diferencias religiosas y de ideología política.


Economía para un planeta abarrotado es un análisis que valora que “las condiciones ecológicas no van a mejorar, sino que empeorarán debido al rápido crecimiento económico en curso en la mayor parte del mundo; a menos que dicho crecimiento se encauce mediante políticas públicas activas hacia tecnologías que ahorren recursos (o sean sostenibles). La transición de unas tasas de fertilidad (natalidad) altas hacia otras más bajas, imprescindibles para reducir el crecimiento demográfico, exige acciones públicas concertadas que contribuyan a incentivar las decisiones personales y voluntarias en materia de fertilidad. Las fuerzas del mercado por sí solo no eliminarán las trampas de la pobreza. Y la incapacidad a la hora de resolver los problemas globales significa que estamos fracasando en la adopción de unas soluciones sencillas y sensatas que tenemos ante nuestros ojos”.


Dejemos, pues, que estos párrafos elocuentes sean la mejor síntesis de una obra que no decepciona, porque “la prosperidad global no tiene por qué verse limitada por unos recursos naturales menguantes; la economía mundial no tiene por qué convertirse en una lucha por la supervivencia entre nosotros y ellos. Si cooperamos con eficacia, estas nefastas amenazas pueden conjurarse”. Pero también está claro que para ser resolutivos en los retos que nos acechan hay que estar informados. Economía para un planeta abarrotado aporta esta información estructurada de forma lúcida e incluso asequible para quien no está familiarizado en los temas económicos. Porque, al fin y al cabo, éste es un libro para asumir el reto de un planeta que ha superado ya los límites ecológicos y que requiere de un estilo de vida basado en la simplicidad y adecuado a la biocapacidad planetaria y, para ello, debemos reducir el consumo y la demografía. De manera que, como expresó John Kennedy, “no nos ceguemos con nuestras diferencias, concentremos la atención por el contrario en nuestros intereses comunes y en los medios a través de los cuales se pueden resolver dichas diferencias”.


En cualquier caso, si bien uno puede ser crítico con algunas de las visiones de Sachs, éste nos señala con sensatez los medios para afrontar la crisis socioeconómica del siglo XXI. Por tanto, una lectura de gran valor para cambiar el rumbo colectivo hacia el abismo de la insensatez insostenible actual.