¿Quiénes son los mercados y cómo nos gobiernan?
Once respuestas para entender la crisis
Once respuestas para entender la crisis
Autores: Antonio Sanabria Martín, Luis Buendía García, Nacho
Álvarez Peralta, Ricardo Molero Simarro y Bibiana Medialdea García
(coordinadora).
Icaria/ Asaco
Nunca antes, los medios de comunicación y los políticos
profesionales nos han hablado tanto de economía, pero por más que
leemos y escuchamos no nos dan las claves para contestar a las preguntas
fundamentales, o tan siquiera informaciones que nos llevarían a
planteárnoslas. Por el contrario, la economía se nos presenta como algo
oscuro, técnico, casi sobrenatural; en cualquier caso, indiscutible.
Con la intención de hacerlo de la forma más directa y clara posible, este libro se ha organizado en torno a 11 preguntas básicas, que intentan aportar algunas claves fundamentales para comprender “quiénes son los mercados y cómo nos gobiernan”.
Sobre el grupo de autores cabe destacar la coincidencia de dos elementos, que explican su trayectoria de trabajo conjunto. Por un lado, su formación: académica, en el Departamento de Economía Aplicada I de la UCM; y política, en el seno del movimiento estudiantil y en torno a la asociación Economía Alternativa. En segundo lugar, su constante y muy temprana vocación divulgativa; el afán por “bajar la economía a la calle”, pero sin renunciar a los requisitos básicos exigibles a toda labor investigadora.
Con la intención de hacerlo de la forma más directa y clara posible, este libro se ha organizado en torno a 11 preguntas básicas, que intentan aportar algunas claves fundamentales para comprender “quiénes son los mercados y cómo nos gobiernan”.
Sobre el grupo de autores cabe destacar la coincidencia de dos elementos, que explican su trayectoria de trabajo conjunto. Por un lado, su formación: académica, en el Departamento de Economía Aplicada I de la UCM; y política, en el seno del movimiento estudiantil y en torno a la asociación Economía Alternativa. En segundo lugar, su constante y muy temprana vocación divulgativa; el afán por “bajar la economía a la calle”, pero sin renunciar a los requisitos básicos exigibles a toda labor investigadora.
Comentario
¿No estará siendo todo simplemente un robo?
Luis Alegre Zahonero
Rebelión
Quienes no somos economistas estamos de enhorabuena. La publicación del libro Quiénes son los mercados y cómo nos gobiernan
, coordinado por Bibiana Medialdea, es un foco de luz apuntando a los
mecanismos básicos con los que, de un tiempo a esta parte, no han parado
de vapulearnos. En las páginas de los periódicos nos encontramos cada
mañana con una especie de parte médico diario sobre el estado de ánimo
de los mercados. Pasamos el día pendientes de si están nerviosos,
irritados, abatidos, eufóricos, o si está a punto de darles de nuevo un
ataque de histeria que nos va a arruinar la vida a todos. Resulta sin
duda inquietante depender a vida o muerte de alguien con ese cuadro
psiquiátrico y que no sabemos quién es. Lo único que conocemos, al
parecer, es la terapia adecuada: inyectarle dinero constantemente como
el que administra la dosis diaria de tranquilizantes. Así, hay que
ajustar salarios, reducir pensiones, ampliar la edad de jubilación,
recortar en sanidad, desmantelar la educación y liquidar todos los
bienes públicos para preparar las inyecciones que necesita ese loco de
atar en cuyas manos estamos.
Lo cierto es que todos (también quienes no somos economistas) estamos ya desde hace tiempo con la mosca tras la oreja. Sospechamos que detrás de todo esto se esconde una gigantesca estafa, pero escuchamos las explicaciones con la misma desconfianza e impotencia con la que cualquier labriego ha escuchado siempre las explicaciones que le daban el terrateniente o el hombre de negocios de la ciudad: sabiendo que es todo mentira pero ignorando los detalles que nos permitirían confrontar la explicación.
A este respecto, Quiénes son los mercados y cómo nos gobiernan resulta luminoso. En efecto, se trata de un libro que llama la atención por su sencillez y claridad. Esto, sin duda, constituye un mérito de los autores, pero no tanto por la transparencia de su (digamos) “estilo literario” como por la precisión con que analizan lo indignantemente simple que, en el fondo, es la cosa misma. A este respecto, junto con la claridad, lo que más se agradece en el libro es el extraordinario rigor teórico con el que se abordan las cuestiones. Ciertamente, en los tiempos que corren, cuando los hechos desnudos nos dan la razón con tanto empeño, no hay peor negocio que la propaganda. Pero, en esta ocasión, nos encontramos con el rigor académico del que este grupo de economistas ha hecho gala en trabajos de investigación anteriores (como, por ejemplo, el libro Ajuste y salario: las consecuencias del neoliberalismo en América Latina y Estados Unidos, Fondo de Cultura Económica, Madrid, 2009), puesto ahora al servicio de explicarnos quiénes son los mercados, por qué las agencias de calificación tienen tanto poder, cómo una crisis financiera en EEUU llegó a convertirse en una grave crisis financiera y económica mundial, cuál es el papel de los bancos en la crisis, por qué ahora son los estados los que están en crisis, por qué hay amenazas sobre España si su deuda pública no es elevada, cómo se concreta la dictadura de los mercados y por qué la suspensión de pagos de un país europeo pone en peligro al euro, que son las 8 preguntas a las que se contesta antes de pasar, en los tres últimos capítulos, a plantear posibles salidas y soluciones.
En definitiva, basta aclarar cómo y por qué han ocurrido las cosas para entender de inmediato que perfectamente podrían haber ocurrido, y podrían ocurrir, de un modo distinto. En efecto, basta el análisis del propio mecanismo de saqueo para comprender que en absoluto es inevitable: los estados podrían haber decidido no asumir el coste de los rescates financieros ni cargar con una deuda que no era suya; el BCE podría financiar a los Estados al menos en las mismas condiciones en que inyecta dinero a las entidades privadas; podríamos volver a cobrar impuestos a los grandes capitales en vez de optar por pedirles el dinero prestado; puestos a pedirles prestado, podríamos no habérselo prestado nosotros antes 5 veces más barato; podríamos incluso habernos quedado con la banca que hemos tenido que pagar; con sus activos inmobiliarios se podría generar un parque público de alquiler... etc. Con algunas de estas medidas se podría evitar, por ejemplo, que la misma familia tenga que entregar su vivienda al banco, tenga que seguir de todos modos pagando el crédito hipotecario (por no establecerse la dación en pago), tenga además que comprar el banco entero con sus impuestos, no pueda reclamar ninguna propiedad sobre él y, además, tenga que hacer todo esto a la intemperie.
Ni las versiones del comunismo más disparatadas, esas que nos harían compartir a todos el mismo cepillo de dientes, podrían competir en radicalidad con el capitalismo en su versión financiera. En estas condiciones, averiguar quiénes son y cómo gobiernan es ya un acto revolucionario.
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=137500&titular=%BFno-estar%E1-siendo-todo-simplemente-un-robo?-
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