sábado, 17 de noviembre de 2012

Libro: "Emociónese así" Anatomía de la alegría (con publicidad encubierta)


"Emociónese así"
Anatomía de la alegría
(con publicidad encubierta)
Eloy Fernández Porta
Ed. Anagrama

El capitalismo define el modo en que sentimos y expresamos esos sentimientos. Eloy Fernández Porta nos chafa la sorpresa en su ensayo Emociónese así.

Si usted cree que es una persona única con una valiosa vida interior no lea este libro. Está a tiempo: olvídelo en una estantería y continúe siendo un sujeto con un rico mundo emocional y unos vínculos afectivos plenamente satisfactorios. Créame, es un libro demasiado bueno, y eso sólo puede traerle problemas.
En primer lugar, experimentará una cierta negación ante lo que está leyendo, del tipo esto-no-puede-ser-verdad o del tipo seguro-que-está-exagerando. Después, sentirá una leve angustia vital de los tipos ¿qué-ha-pasado-con-mis-verdaderas- emociones? o ¿quién soy- yo? Por último, hacia el final del libro, sufrirá una desolación existencial del tipo tengo-la-misma-vida-interior que- un-concursante-de-Gran- Hermano. Sí, acaba usted de ser consciente de que su vida interior en realidad es Vida Interior® y nada volverá a ser lo mismo. Ni siquiera verá a la novia de Rafa Nadal de la misma forma.

Pero, una vez hecha la advertencia, volvamos al principio. Emociónese así es un libro demasiado bueno, en el sentido de que es uno de esos libros que te hacen plantearte cuestiones sobre las que no habías reflexionado antes, e incluso sobre las que creías que no había mucha más reflexión que hacer. Desde las teorías del poder de autores como Bauman o Giddens, las emociones han sido tratadas como aspectos propios de la subjetividad del individuo que el sistema manipulaba y corrompía fundamentalmente a través de la publicidad para obtener un rendimiento económico. Es decir, las emociones, los vínculos afectivos y la subjetividad existirían de una forma previa e independiente al sistema, que intervendría en ellos después, manipulando a los sujetos para conseguir beneficios económicos derivados de sus relaciones sociales y su vida emocional.

Sin embargo, esa explicación parece poco satisfactoria, sobre todo en un momento en el que el grado de complejidad de las estrategias de dominación desplegadas por el sistema hace que no podamos ver el poder como un objeto que se posee, sino como una relación. Es decir, no como algo externo a los sujetos que los reprime y disciplina desde fuera con un objetivo económico, sino como algo que en buena medida conforma a los sujetos y se filtra en todas las relaciones sociales.

Las emociones y los vínculos afectivos no son algo previo a su inclusión en los circuitos económicos por parte del sistema, sino que son algo que se crea en esos mismos circuitos: “En el estadio del capitalismo en el que nos encontramos, éste no es sólo un represor de la voluntad, es sobre todo un dispositivo productor de subjetividades, que las genera y codifica a la vez”, dice el autor de Emociónese Así. Las emociones y los afectos debenentenderse como “unidades básicas de sentimiento” que se crean en los circuitos económicos de lo que Fernández Porta denomina el “capitalismo emocional”.

En el estado actual del sistema de mercado, lo económico y lo humano chocan constantemente, pero no como una confrontación, sino de forma festiva, como cuando se entrechocan las copas en un brindis o como en la imagen de la portada del libro, en la que Marx y Rockefeller chocan sus barrigas alegremente mientras suena la música. En buena medida, como dice el autor, el libro es una nota a pie de página de esa imagen, ya que a partir de ella se analizan las consecuencias de ese choque festivo y constante entre lo humano y lo mercantil que constituye la característica fundamental del capitalismo emocional.

Si antes el capitalismo era representado por el dueño de una fábrica vestido con levita y sombrero de copa que supervisaba a cientos de operarios desde su despacho, ahora la representaciónmás exacta sería la de una actriz porno que vemos a través de una webcam y que apela a nuestro calentón para que sigamos pagando mientras se va quitando la camiseta de Hello Kitty. Lo humano y lo mercantil entrechocando alegre y rítmicamente. Los flujos económicos y los corporales imposibles de distinguirse unos de otros.

En el capitalismo emocional, los sentimientos no son más que gifts: pequeñas y cursis unidades de sentimiento que repiten constantemente una misma acción y que son aplicables a múltiples situaciones. Tenemos todo lo que usted puede necesitar: un oso de peluche abrazando un corazón para expresar el profundo vínculo amoroso que mantiene con su pareja, un unicornio alado con un arco iris al fondo perfecto para mostrar sus ansias de libertad o una rosa abriéndose para que el mundo conozca su esperanza en un futuro mejor. Unidades de sentimiento intercambiables que pueden ser usadas en múltiples situaciones afectivas.

Si a estas alturas usted ya empieza a sentir esa leve desolación existencial de la que le hablaba al principio, no se preocupe: aún puede leer Emociónese así, que funciona como una especie de mapa para manejarse en esas unidades de sentimiento propias del capitalismo emocional. La sensación no desaparecerá, pero al menos sabrá a qué se debe y podrá echarle la culpa al autor, por obligarnos a que nos planteemos cuestiones en las que antes ni siquiera habíamos pensado (¿qué hago yo ahora con el gift de los osos abrazándose queme acaba de enviarmi novio por email?/ ¿dónde puedo encontrar un gift que exprese esta desolación existencial?).

En definitiva, es un libro brillante que hace saltar por los aires nuestras concepciones sobre la intimidad y la subjetividad y que lo hace además de una forma accesible y entretenida. No espere encontrar largas citas entrecomilladas ni complejas referencias a autores desconocidos, aquí los referentes son Crumb y El gran Lebowski. Al fin y al cabo, estamos en la Era Afterpop, la época en que las groupies se permiten decirle que no a la estrella musical mientras siguen gritando como histéricas y en la que la cultura oficial no es más que una copia barata y un poco cutre de la subcultura. Bienvenido al capitalismo emocional. Conecte su web cam y póngase cómodo, tenemos unas cuantas emociones para usted. //

Layla Martínez 
Diagonal



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